Hermano Scheneider Francisco,
hombre de bien, te fuiste de este mundo;
sin embargo, dejaste un semillero
de las acciones buenas que hacías,
Dios consideró que la misión encomendada
en la Tierra ya fue cumplida,
te llamó a su reino.
No es nada fácil, hermano,
las cosas llegan y se van,
no hay nada infinito,
solo Dios es infinito,
los actos se cumplen,
el tiempo transcurre,
nadie lo detiene,
Dios nos da la vida,
nos concede la gracia del nacer,
nos llama a tu reino de luz
y se cierra el ciclo.
Oh, Padre celestial,
tú eres el único consuelo
en las horas eternas del dolor,
te pedimos Señor, con mucha humildad
por el alma de “Scheneider Francisco”
quien en vida fue hermano de nuestro amigo Pedro, concédele el gozo del eterno del
descanso en el seno de tu infinito amor.
Amén
Unellez
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