Este sábado se cumplen 163 años de la gloriosa Batalla de Santa Inés, donde la mayor fuerza de combate estaba compuesta por el pueblo organizado y dirigido por el General Ezequiel Zamora.
163 años se cumplen de una de las acciones militares más importantes de la Guerra Federal; la gloriosa Batalla de Santa Inés donde triunfaron los federalistas al mando del general Ezequiel Zamora.
Una vez reunidas sus fuerzas en Guanare, a mediados de noviembre de 1859, los generales Juan Crisóstomo Falcón y Ezequiel Zamora se trasladaron a Barinas, seguidos por el ejército gubernamental de occidente, cuyo comandante, el general Pedro E. Ramos había recibido la orden de perseguirlos y batirlos.
Tras su movimiento de retroceso, los federales se establecieron en el pueblo de Santa Inés, situado a unos 36 km al suroeste de la ciudad de Barinas, en la margen derecha del río Santo Domingo. La concentración de las fuerzas federalistas quedó concluida el 9 de diciembre. Asimismo, el general Zamora tomó una posición defensiva y formuló un plan que consistía en un repliegue, ejecutado por las avanzadas, para atraer al atacante a un área donde sería destruido mediante un contraataque.
Las avanzadas, además de canalizar la acción de los atacantes, debían causarles el mayor desgaste posible; esto, mediante el empleo de las fuerzas situadas en tres líneas sucesivas; la cuarta línea era la posición final; aquella donde el atacante recibirá la descarga del máximo poder de combate de la fuerza de golpe, integrada por la reserva, incrementada por las fuerzas procedentes de las líneas anteriores.
Para dar cumplimiento a este plan, el general Zamora tomó el dispositivo siguiente: en el caserío La Palma fue situada la avanzada); un poco más atrás, en un trapiche y un caney, fue organizada la primera línea; la segunda línea (general quedó a unos 900 m hacia atrás; la tercera línea fue formada a 800 m de la anterior, en una encrucijada; la cuarta posición, a 800 m de la encrucijada, estaba constituida por el poblado; allí estaba la reserva.
El general Ramos empeñó un combate a fondo con apoyo de artillería; pero la posición no pudo ser tomada; estaba previsto que allí la resistencia sería mayor, antes de que los atacantes cayesen bajo la acción de las fuerzas del poblado. El ataque llevado a cabo por Ramos, a través de un intrincado atrincheramiento, eficientemente combinado con una barrera de fuegos, degeneró en el más completo fracaso; las bajas sobrepasaron la tercera parte de sus efectivos.
Convencido al fin de lo infructuoso de su empresa, el general Ramos ordenó la retirada, la cual se efectuó a partir de la medianoche de ese día. El 11 al amanecer, advertida la ausencia de los atacantes, Zamora dispuso lo conveniente para la persecución de las reliquias del ejército centralista de occidente.
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