El 25 de noviembre de 2016, el mundo despidió a Fidel Castro, el histórico líder de la Revolución Cubana y una de las figuras más influyentes del siglo XX. Falleció a los 90 años en su residencia de La Habana, Cuba, dejando un legado que marcó profundamente la historia de América Latina y del mundo. Su muerte fue anunciada oficialmente por su hermano y entonces presidente de Cuba, Raúl Castro, a través de un emotivo mensaje transmitido por la televisión estatal.

     Fidel Castro, símbolo de resistencia y justicia social, lideró la Revolución Cubana que derrocó al régimen de Fulgencio Batista en 1959, convirtiéndose en un referente de lucha por la soberanía y la independencia frente a los poderes hegemónicos. Su liderazgo transformó a Cuba en un país que desafió las estructuras de poder global, posicionándose como un faro de esperanza para los movimientos progresistas en el continente.

     El Comandante Hugo Chávez, seguidor de sus ideales, siempre destacó la importancia de Fidel como un visionario y un luchador incansable por la emancipación de los pueblos de América Latina. En palabras de Chávez, Fidel fue “el padre de todos los revolucionarios de este tiempo,” un ejemplo de convicción y firmeza en la lucha por un mundo más justo y solidario.

    A ocho años de su partida física, su legado sigue vivo en las luchas por la igualdad, la dignidad y la autodeterminación de los pueblos del sur global. Fidel Castro permanece como un símbolo de la resistencia latinoamericana y una inspiración para quienes sueñan con un mundo mejor.