Celebramos el Día Internacional de la Educación en tiempos de una pandemia que ha causado la interrupción de la labor de los centros educativos a una escala y con una gravedad sin precedentes. El cierre de escuelas, universidades y otros centros de enseñanza ha afectado a unos 1600 millones de estudiantes en más de 190 países. En el año nuevo que acaba de comenzar, colaboremos para colocar la educación y la formación contínua en el centro de la recuperación y de la transformación hacia sociedades más inclusivas, seguras y sostenibles.
Con este espíritu de solidaridad dirigido a fortalecer la educación, la UNESCO y sus asociados han puesto en marcha el festival "Learning Planet" para celebrar el aprendizaje en todos los contextos y compartir sistemas innovadores que desarrollen el potencial de cada estudiante, independientemente de sus circunstancias. También se anunciarán los ganadores del concurso de escritura “Conversación con El Principito”.
El derecho a la educación está consagrado en el artículo 26 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. La declaración exige la educación primaria gratuita y obligatoria. La Convención sobre los Derechos del Niño, adoptada en 1989, va más allá al estipular que los países deberán hacer que la educación superior sea accesible para todos.
Cuando se adoptó la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, la comunidad internacional reconoció que la educación es esencial para el éxito de sus 17 objetivos. El Objetivo número 4 de Desarrollo Sostenible tiene, concretamente, como objetivo “garantizar una educación de calidad inclusiva y equitativa y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos” para el año 2030.
La educación ofrece a los niños y las niñas una oportunidad de salir de la pobreza y un camino para alcanzar un futuro prometedor. Sin embargo, 258 millones de niños y jóvenes siguen sin estar escolarizados, 617 millones de niños y adolescentes no pueden leer ni tienen los conocimientos básicos de matemáticas; menos del 40 por ciento de las niñas del África Subsahariana completan los estudios de secundaria de ciclo inferior y unos 4 millones de niños y jóvenes refugiados no pueden asistir a la escuela. El derecho a la educación de estas personas se ve afectado y eso es inaceptable.
Sin una educación de calidad, inclusiva y equitativa para todos y de oportunidades de aprendizaje a lo largo de toda la vida, los países no lograrán alcanzar la igualdad de género ni romper el ciclo de pobreza que deja rezagados a millones de niños, jóvenes y adultos.